Ruta del Mudéjar Aragonés-ARAGON

El arte mudéjar en la provincia de Zaragoza, mayoritariamente, se encuentra en numerosos pueblos del curso del Jiloca.

Comenzamos nuestro itinerario en Calatayud, villa árabe conquistada por Alfonso I el Batallador en el siglo XII. Conserva calles, barrios, plazas y monumentos con sabor mudéjar como la plaza del mercado, el barrio de la Morería (barrio judío), la Colegiata de Santa María, la Iglesia de San Pedro de los Francos, la torre de San Andrés, los restos del Castillo de Ayub, la fuente de Sisa y la puerta de Terrer. En los alrededores también contemplaremos Iglesias mozárabes como la de Torralba de Ribota, Aniñón o Cervera de la Cañada.

Por la A-202 llegamos hasta Nuévalos donde se encuentra el Monasterio de Piedra, rodeado por numerosos saltos de agua, cascadas (como la de Cola de Caballo, que con 52 metros es la más frondosa de la zona), estanques, puentes y un maravilloso paisaje de frondosa vegetación por el que hace presencia el río Piedra. El monasterio conserva la torre del homenaje, el palacio abacial, un pequeño oratorio con unas celosías góticas-mudéjares y pinturas del siglo XVI o XVII; una Iglesia muy deteriorada, un claustro gótico, una Sala Capitular, un refectorio y algunas dependencias.

Por la A-2506 nos dirigimos a Abanto donde realizaremos una breve parada para visitar la Iglesia de Santa Catalina, espectacular en su interior. Retomamos la carretera para avanzar hasta Gallocanta donde visitaremos la Laguna de Gallocanta, de gran valor ecológico, que cuenta con una gran riqueza de flora y fauna.

Cogemos la carretera A-212 hasta Daroca, que cuenta con extraordinario conjunto amurallado que rodea la ciudad y que posee más de 100 torreones, siendo uno de los mejores ejemplos de murallas en España. Otros monumentos de interés son la Colegiata románica de Santa María, que fue levantada para conmemorar el milagro de los Corporales; o la Iglesia de San Miguel.

De vuelta a Calatayud pasaremos por Maluenda, donde se hallan varias Iglesias mudéjares como la de Santa María, la de Santa Justa y Rufina, y la de San Miguel que sólo se conservan sus ruinas.